La forma crónica de FPIES no se presenta tan bien definida como el cuadro agudo. Afecta a lactantes menores de 4 meses, alimentados con fórmula de inicio, y provoca síntomas inespecíficos, que aumentan de forma progresiva como resultado del contacto habitual con el alérgeno. La clínica más característica son vómitos intermitentes que aumentan en frecuencia y cantidad, diarrea acuosa y con sangre, en algunos casos, irritabilidad creciente y afectación de la curva ponderoestatural. La hipoalbuminemia y una ganancia ponderal escasa (<10 g/día) se han descrito como factores predictivos de FPIES crónico. Al tratarse de un cuadro inespecífico, no es raro que el diagnóstico se demore y los pacientes terminen presentando importante afectación del estado general secundario a la deshidratación (hasta el 75 % de los casos).
Un 15 % de los lactantes están hipotensos y requieren ingreso hospitalario en el momento del diagnóstico. Los síntomas mejoran al retirar el alérgeno en el plazo de 3-7 días. Una vez iniciada la dieta, en caso de contacto accidental o reintroducción antes de haberse resuelto, presentan el cuadro de vómitos incoercibles característico de FPIES agudo. Este cuadro agudo, si aparece tras un período de dieta de evitación, supone el diagnóstico de confirmación de FPIES crónico.
"Los casos de FPIES en bebés alimentados con lactancia materna son anecdóticos (no llegan al 5 % del total), por lo que esta parece tener un papel protector."
Como se ha comentado previamente, el diagnóstico de las patologías no mediadas por IgE se basa en la historia clínica detallada y en la respuesta favorable tras la prueba de exclusión de las proteínas sospechosas. Esta ocasionará la mejoría y resolución de la sintomatología en un período variable que oscila desde 1-5 días en el FPIES agudo, 1-2 semanas en casos de FPIES crónico que curse con sangrado digestivo y hasta 2-4 semanas en el FPIES crónico que curse con diarrea o afectación del estado nutricional.
La determinación de IgE específica y los test cutáneos no son herramientas útiles para el diagnóstico (pueden ser positivas en un pequeño porcentaje, pero la clínica típica retardada debe guiarnos hacia la alergia no mediada por IgE).
Cuando el desencadenante son las proteínas de leche de vaca, optaremos por hidrolizados extensos de proteínas y, en caso de no observar mejoría, fórmulas elementales. Al igual que en la proctocolitis alérgica, se recomienda evitar el consumo de leches de soja, ya que hasta un 40 % de pacientes reaccionan a ambos alimentos.
La valoración de la persistencia o resolución de los FPIES solo puede establecerse mediante la prueba de adquisición de tolerancia, la cual implica la reintroducción controlada del alimento implicado bajo supervisión médica en medio hospitalario. Debe realizarse de forma periódica, dependiendo de las características de cada caso y de la gravedad de la respuesta en una prueba previa.
“Los pacientes con FPIES desarrollan tolerancia de forma tardía, por lo que la indicación de la realización de la prueba de provocación oral variará desde los 12 meses hasta los 18 o 24 meses en los casos más graves.”